Cuando acerco mi oído hasta tu cuello
-igual que el mar se oye-
puede oírse el amor. No sé si el viento,
ese animal que silba por tus venas,
conoce la región terrible a donde llama,
el viejo acantilado que hay detrás de sus voces.
Cuando tu corazón es un cronómetro
enredado en el mío
y acompasadamente
somos barcos desnudos que se hunden,
cuando la superficie
dura sólo un segundo,
las sirenas nos dicen que desaparecemos.
Silban los metros bajo el mar tembién.
Puede oírse el amor junto a tu cuello.
La ciudad sumergida nos espera.
L.G.M. (de diario cómplice)
1 comentario:
Me diste..."Diario Cómplice" es mi libro de cabecera...García Montero, mi debilidad...
Publicar un comentario